Y
NO, todavía no he perdido las ganas de fumar.
Admito
que este mes ha sido mucho peor que los 2 anteriores respecto a las ganas de
aspirar un cigarro.
Pensaba
que me costaría más el verano, pero no ha sido así. Estos últimos 30 días he
tenido que realizar un viaje de trabajo y todos mis compañeros eran fumadores,
imaginaros el estrés de tener que estar viendo a los demás fumar
constantemente, y tú, teniéndote que aguantar por una parte los nervios del
trabajo y por otra los nervios de no poder fumar mientras todo el mundo a tu
alrededor parecía una chimenea; admito que estuve a punto de coger un cigarro,
pero mi cerebro fue un poco listo y me dijo : “No tires por la borda el trabajo
de tantos meses, no seas boba” “ Mírales, parecen enfermos, no paran de fumar y
con eso lo único que hacen es generarse más nervios, tú no quieres volver a
verte en esa situación” y efectivamente, aunque parezca increíble desde que he
dejado de fumar me pongo menos nerviosa ante momentos difíciles.
Por
otra parte, también me ha costado seguir viendo fumar a mi chico, imagino que
en parte es porque vuelve el frío y me molesta tener que estar pasando frío en
la calle porque a los fumadores les apetezca fumar; además de nerviosos, el tabaco nos hace egoístas, y estamos
dispuestos a que los demás pasen frío para que nosotros podamos fumar ( y eso
también me pasó en el viaje de trabajo). Por
otra parte, cuando hacemos cosas en común y él está nervioso fuma como un
carretero y yo tengo que estar aguantando los nervios más los nervios que me
genera el verle a él fumar, y cada vez se hace más y más difícil; esto pasa con
toda la gente de tu entorno, que ya se ha acostumbrado a que no fumas y no
tienen ni un poquito de piedad en echarte el humo a la cara, cuando tú sigues siendo un
adicto; al mes la gente es más prudente e intenta ayudar, pero después todo eso
se acaba y sólo vale tu fuerza de voluntad.
Parece
que vuelvo a mi peso normal, si bien es cierto que controlo mi dieta y sigo con
el deporte.
No
digo, por supuesto, que se me quitasen las ganas de fumar, pero también digo
que por nada del mundo quiero volver a ser esa Paloma fumadora que estaba
nerviosa pensando en cuando iba a poder fumar un cigarro, que olía mal, que
daba más relevancia al tabaco que a muchas cosas más importantes en la vida.
Sé
que no me puedo permitir ningún error ni ninguna recaída mínima porque lo
echaré todo a perder; espero que en algún momento las cosas sean más fáciles y
se me olvide, al fin, el maldito tabaco y esta mierda de adicción contra la que
ya llevo luchando 8 meses ( y lo que te rondaré morena…). Mi vida cambia, mi entorno y mi trabajo; progreso, y todo lo he conseguido sin llevar tabaco en el bolso.
¡En
que hora se me ocurriría coger un cigarro con 15 años!.