1ª Día:
Había sido una semana difícil, se juntaron los exámenes con problemas de
salud en familiares cercanos a causa del tabaco (casi todos tenemos algún
familiar que está mal a causa del tabaco).
Salí de mi último examen, y aunque en realidad me había planteado el dejar
de fumar hacía ya tiempo y había hecho un par de intentos sin estar convencida
del todo, me lancé a la aventura.
Iba ya en el coche conduciendo a casa para comer y descansar, me encendí
un cigarro y acabé apagándolo, pensé para mí misma - ehhh...tía, tienes que
dejar de hacer esto ya- y eso hice.
La intención no me duró mucho, por la tarde me encendí un cigarro mientras
iba en el coche con mi padre (él lleva 20 años sin fumar, y es de estos
ex-fumadores que aborrecen el tabaco) y como siempre, me volvió a decir
-deja de fumar hija, estás viendo lo que pasa...-.
Y cuidado; aunque era algo que él me
había repetido una y mil veces en ese momento me lo tomé completamente en serio
y fue para mí el empujón que me faltaba ese día. Apagué el cigarro. Eran las 6
y media de la tarde, aquel sería el último día de mi vida como fumadora.
Llegué a casa, cené, me duché, y como estaba tan cansada por los días que
había pasado, me quedé dormida sin ningún problema o ansiedad.
2º Día:
Me despierto, ahora sí que sí ¡Me muero de ganas de meter nicotina a mi
cuerpo! pero me aguanto sin hacerlo y ¿Cómo me aguanto? Pues diciéndome a mí
misma - Hoy no vas a fumar, mañana o pasado serán otros días, pero hoy NO,
porque necesitas demostrar a tu cabeza y a tu cuerpo que eres más fuerte que
una cosa tan pequeñaja como un cigarro-.
Va pasando el día y tengo ganas de subirme por las paredes, de gritar a
cualquiera que se cruce por mi camino, pero resisto.
Mi amigo Patxi es acupuntor y hacía un año que había conseguido dejar el
tabaco, es cierto que fue él quien me abrió muchísimo los ojos y me hizo
entender que aunque a mí me pareciese un placer, era una gran mentira; tan
mierda es el tabaco que nos hace creer que sentimos placer al consumirlo ¿Cómo
uno puede sentir placer al estarse suicidando lentamente? No hay explicación
alguna salvo que el tabaco es una DROGA (sí, con letras mayúsculas).
Le llamé asustada y le dije - No sé si voy a tener fuerza de voluntad para
dejar de fumar- .
Él se puso serio y me contestó: - Si tienes fuerza de voluntad para trabajar
10 horas al día, y después ponerte a estudiar y hacer deporte, no me vengas
diciendo que no tienes fuerza de voluntad para dejar el tabaco. Súbete a casa y
hablamos-.
Y la verdad es que sus palabras fueron mágicas, me hicieron reflexionar y me dieron una fuerza enorme.
Y la verdad es que sus palabras fueron mágicas, me hicieron reflexionar y me dieron una fuerza enorme.
Subí a su casa, y tras una charla me dio unas sesiones de acupuntura y
consiguió rebajarme un montón la ansiedad; tanto fue así que esa misma noche
salí a cenar y a tomar unos vinos con mis amigos (sí, muchos de ellos fumadores)
y aunque el mono venía de vez en cuando, fui capaz de resistir con entereza.
Al tumbarme en la cama pensé - Si anoche fuiste capaz de dormir sin un
cigarro, hoy lo puedes hacer también- . Y así fue.
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