3 días sin fumar
Empiezo a tener esperanza, tras hacer muchísimo deporte con la intención de caer agotada por las noches e intentar engañar un poco al mono, me doy cuenta de que poco a poco se puede salir de esto, que hay luz al final del túnel y que aunque lo paso mal casi todo el día intentado "domar al mono" tengo la sensación de que con esfuerzo acabaré saliendo de esta. Patxi me vuelve a dar una sesión de acupuntura y me deja pinchadas varias agujas en la oreja ( algo que también había hecho el día anterior pero en la oreja contraria).
¿Echo de menos el tabaco? Sí, lo echo de menos muchísimo, sobre todo después de cenar o con el café. ¿Qué hago? Pues cada vez que me entran ganas de fumar un cigarro lo cambio por una zanahoria, que parece que calma el ansia de fumar ( os lo cuento por si este sistema os sirve de ayuda , por lo visto esto sucede con los alimentos que se toman crudos).
Poco a poco noto como vuelve mi olfato y la comida empieza a saber de otra manera, como me gusta el sabor de las cosas, empiezo a intentar convencer a mi metabolismo de que le voy a dar el placer de una comida o una cena rica :
- Mira cuerpecito, esto son cosas ricas y no el tabaco, y como has abandonado el hábito de fumar, puedes volver a disfrutar verdaderamente al comer-. Y eso que a mí siempre me ha gustado lo de comer...
Poco a poco noto como sube mi estado de ánimo y eso me ayuda muchísimo, pienso que lo más duro ha pasado, leo experiencias de otros en Internet y me voy a la cama, mañana es lunes y hay que ir a trabajar.
4 días sin fumar
Pensé que lo peor había pasado ¡Qué tonta fui pensándolo! Aunque parezca increíble, para mí este fue el peor día. Los niveles de trabajo que tenemos en la oficina son bastante duros ( sí, niveles de los de no parar ni un segundo en todo el día y que encima te queden cosas que hacer para el día siguiente, y así día tras día) y claro, todo esto genera un estrés considerable que mi cabecita todavía de fumadora asocia al cigarro ( sí, eso de salir a la calle a tomarme un descanso, que me diese en la cara el aire fresco y en los pulmones el humo del tabaco) y echo de menos el cigarro que me fumaba en el coche antes de entrar a trabajar, y los de los descansos, pero el que más extraño es el que solía consumir en el coche durante el trayecto de vuelta a casa.
Entro por la puerta de casa, dejo el tupper y me planto el chándal inmediatamente
- Tengo que salir a correr, tengo que cansar al mono-.
- Tengo que salir a correr, tengo que cansar al mono-.
Y salgo a correr, lo hago durante una hora y parece que el mono se queda un poco más tranquilito, pero sigue paseando por mi cabeza.
Me meto en la cama y pasada una hora me entra el agobio porque me doy cuenta de que no puedo dormir, desesperada cojo el famoso libro de Allen Car "Es fácil dejar de fumar si sabes como" y leo capítulos sueltos ( anteriormente lo había empezado a leer, pero como por aquel entonces no estaba segura de querer dejar el vicio no llegué ni a la mitad del libro) parece que me calma un poco y por lo menos me entra el sueño.
Cierro el libro y lo dejo en la mesilla de noche "por si las moscas".
Apago la luz y cierro los ojos, mañana será otro día...
Apago la luz y cierro los ojos, mañana será otro día...
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