viernes, 28 de febrero de 2014

¡Una semana sin fumar!




7 días sin fumar ¡Me siento genial!

Al fin llega esta fecha señalada  ¡Llevo una semana sin fumar! Estoy muy feliz conmigo misma, casi no me puedo creer el haber alcanzado este gran logro y aunque sé que aún me queda mucho tiempo luchando contra el tabaco creo que he dado el gran salto y me siento bien por toda la gente que ha confiado en mí, y también por la que no lo ha hecho:

- ¿Pensabais que no lo conseguiría? Quizá es que me subestimabais un poco ¿No?-

Decido anunciar en público que llevo una semana sin fumar (anteriormente sólo se lo había dicho a la gente más cercana). El haberlo dejado me hace darme cuenta de una cosa y es que hay muchísima gente que lo ha conseguido y otra muchísima gente que me apoya y ya sólo por eso merece la pena no volver a caer en la mierda del cigarro.
Sentir el calor y el apoyo de tanta gente me hace feliz, tengo claro que ni les puedo fallar a ellos ni me puedo fallar a mí, y muchísimo menos, darles la satisfacción de volver a ser fumadora a aquellos que consideraron que sería incapaz de dejarlo.

Me da pena que antes no hubiese sido capaz de decir a la gente que dejaba de fumar por miedo a tener que volver a admitir con el rabo entre las piernas y avergonzada de mí misma que lo había vuelto a hacer.

Feliz de la vida me acerco al supermercado a comprar una pasta de dientes blanqueadora y un pintalabios nuevo (He de decir que últimamente estoy flipada con mí sonrisa, cada día más blanca y más brillante, y cada día con más y más ganas de sacarla a la luz y sonreír; además desde que no fumo puedo usar pintalabios durante varias horas sin que se estropee), también me acerco a la parte de licorería, compro un par de botellitas de vino, hoy me merezco una celebración con las amigas.

Sí, fumar me gustaba muchísimo, pero no fumar me encanta; dar este paso es algo que me ha hecho sentir verdaderamente libre. 

miércoles, 26 de febrero de 2014

5 y 6 días sin fumar



No nos engañemos, el cigarro sigue apeteciendo pero es verdad que ya sólo me acuerdo de él en momentos concretos, otras veces meto la mano en el bolso buscándolo y no lo encuentro, entonces siento algo de nostalgia, pero le repito a mi cabeza que no quiere fumar, que ya no quiere fumar más porque lo único que consigo así es fastidiar todo mi organismo, me ensucio a mi misma y ensucio mi vida.

Los días no tienen nada de especial simplemente son días laborales y  salvo alguna gracia de un compañero fumador ofreciéndome un cigarro, todo transcurre con normalidad. Ambas noches leo el famoso libro de Allen Car para animarme, leo opiniones y experiencias de ex fumadores y pienso que si otros han podido yo también puedo; cuando me siento agobiada respiro muy profundo y pienso en que cuando fumaba no podía respirar con esa intensidad, intento leer una y mil veces los beneficios de dejar de fumar para que la fuerza del "mono" no pueda con mi fuerza de voluntad y presto más atención a los cambios positivos que yo misma percibo en mi cuerpo:

  • Crece mi autoestima porque me doy cuenta de que estoy ganando la batalla al tabaquismo.
  • Me siento inteligente por haber tomado la sabia decisión de dejar de fumar.
  • Salgo a correr y noto como mis pulmones responden, me siento sana y ligera, 
  • Mis dientes van perdiendo poco a poco las manchas de la nicotina y cada día que pasa están más blancos.
  • Mis ojos ya no se irritan por el humo.
  • Mi pelo, mis manos y mi ropa ya no huelen a tabaco.
  • Mi piel empieza a tener más brillo e incluso pierdo las ojeras, mi aspecto es más sano, me siento con un brillo especial.

Después de enumerar los cambios positivos que han tenido lugar tras abandonar el vicio me pregunto por los negativos 
-¿Hay algo de negativo en dejar de fumar?-.
- No, no lo hay y todo lo que pueda parecer negativo es simplemente lo que nos hace creer el mono-. 

Dejar de fumar es beneficioso, además volver a hacerlo a estas alturas sería una estupidez,  no merece la pena tener que volver a pasarlo tan mal otros 6 días. 

Lo peor ya ha pasado...





martes, 25 de febrero de 2014

Tercer y cuarto día sin fumar

3 días sin fumar

Empiezo a tener esperanza, tras hacer muchísimo deporte con la intención de caer agotada por las noches e intentar engañar un poco al mono, me doy cuenta de que poco a poco se puede salir de esto, que hay luz al final del túnel y que aunque lo paso mal casi todo el día intentado "domar al mono" tengo la sensación de que con esfuerzo acabaré saliendo de esta. Patxi me vuelve a dar una sesión de acupuntura y me deja pinchadas varias agujas en la oreja ( algo que también había hecho el día anterior pero en la oreja contraria). 

¿Echo de menos el tabaco? Sí, lo echo de menos muchísimo, sobre todo después de cenar o con el café. ¿Qué hago? Pues cada vez que me entran ganas de fumar un cigarro lo cambio por una zanahoria, que parece que calma el ansia de fumar ( os lo cuento por si este sistema os sirve de ayuda , por lo visto esto sucede con los alimentos que se toman crudos).

Poco a poco noto como vuelve mi olfato y la comida empieza a saber de otra manera, como me gusta el sabor de las cosas, empiezo a intentar convencer a mi metabolismo de que le voy a dar el placer de una comida o una cena rica :  
- Mira cuerpecito, esto son cosas ricas y no el tabaco, y como has abandonado el hábito de fumar, puedes volver a disfrutar verdaderamente al comer-. Y eso que a mí siempre me ha gustado lo de comer...

Poco a poco noto como sube mi estado de ánimo y eso me ayuda muchísimo, pienso que lo más duro ha pasado, leo experiencias de otros en Internet y me voy a la cama, mañana es lunes y hay que ir a trabajar.

4 días sin fumar

Pensé que lo peor había pasado ¡Qué tonta fui pensándolo! Aunque parezca increíble, para mí este fue el peor día. Los niveles de trabajo que tenemos en la oficina son bastante duros ( sí, niveles de los de no parar ni un segundo en todo el día y que encima te queden cosas que hacer para el día siguiente, y así día tras día) y claro, todo esto genera un estrés considerable que mi cabecita todavía de fumadora asocia al cigarro ( sí, eso de salir a la calle a tomarme un descanso, que me diese en la cara el aire fresco y en los pulmones el humo del tabaco) y echo de menos el cigarro que me fumaba en el coche antes de entrar a trabajar, y los de los descansos, pero el que más extraño es el que solía consumir en el coche durante el trayecto de vuelta a casa.
Entro por la puerta de casa, dejo el tupper y me planto el chándal inmediatamente
 - Tengo que salir a correr, tengo que cansar al mono-.
Y salgo a correr, lo hago durante una hora y parece que el mono se queda un poco más tranquilito, pero sigue paseando por mi cabeza. 



Me meto en la cama y pasada una hora me entra el agobio porque me doy cuenta de que no puedo dormir, desesperada cojo el famoso libro de Allen Car  "Es fácil dejar de fumar si sabes como" y leo capítulos sueltos ( anteriormente lo había empezado a leer, pero como por aquel entonces no estaba segura de querer dejar el vicio no llegué ni a la mitad del libro) parece que me calma un poco y por lo menos me entra el sueño.
Cierro el libro y lo dejo en la mesilla de noche "por si las moscas".
Apago la luz y cierro los ojos,  mañana será otro día...





lunes, 24 de febrero de 2014

Primer y segundo día sin fumar.




1ª Día: 

Había sido una semana difícil, se juntaron los exámenes con problemas de salud en familiares cercanos a causa del tabaco (casi todos tenemos algún familiar que está mal a causa del tabaco).
Salí de mi último examen, y aunque en realidad me había planteado el dejar de fumar hacía ya tiempo y había hecho un par de intentos sin estar convencida del todo, me lancé a la aventura.
Iba ya en el coche conduciendo a casa para comer y descansar, me encendí un cigarro y acabé apagándolo, pensé para mí misma - ehhh...tía, tienes que dejar de hacer esto ya- y eso hice.

La intención no me duró mucho, por la tarde me encendí un cigarro mientras iba en el coche con mi padre (él lleva 20 años sin fumar, y es de estos ex-fumadores que aborrecen el tabaco)  y como siempre, me volvió a decir  -deja de fumar hija, estás viendo lo que pasa...-.
Y cuidado;  aunque era algo que él me había repetido una y mil veces en ese momento me lo tomé completamente en serio y fue para mí el empujón que me faltaba ese día. Apagué el cigarro. Eran las 6 y media de la tarde, aquel sería el último día de mi vida como fumadora.
Llegué a casa, cené, me duché, y como estaba tan cansada por los días que había pasado, me quedé dormida sin ningún problema o ansiedad.


2º Día:

Me despierto, ahora sí que sí ¡Me muero de ganas de meter nicotina a mi cuerpo! pero me aguanto sin hacerlo y ¿Cómo me aguanto? Pues diciéndome a mí misma - Hoy no vas a fumar, mañana o pasado serán otros días, pero hoy NO, porque necesitas demostrar a tu cabeza y a tu cuerpo que eres más fuerte que una cosa tan pequeñaja como un cigarro-.
Va pasando el día y tengo ganas de subirme por las paredes, de gritar a cualquiera que se cruce por mi camino, pero resisto.

Mi amigo Patxi es acupuntor y hacía un año que había conseguido dejar el tabaco, es cierto que fue él quien me abrió muchísimo los ojos y me hizo entender que aunque a mí me pareciese un placer, era una gran mentira; tan mierda es el tabaco que nos hace creer que sentimos placer al consumirlo ¿Cómo uno puede sentir placer al estarse suicidando lentamente? No hay explicación alguna salvo que el tabaco es una DROGA (sí, con letras mayúsculas).

Le llamé asustada y le dije - No sé si voy a tener fuerza de voluntad para dejar de fumar- .
Él se puso serio y me contestó: - Si tienes fuerza de voluntad para trabajar 10 horas al día, y después ponerte a estudiar y hacer deporte, no me vengas diciendo que no tienes fuerza de voluntad para dejar el tabaco. Súbete a casa y hablamos-.
Y la verdad es que sus palabras fueron mágicas, me hicieron reflexionar y me dieron una fuerza enorme.

Subí a su casa, y tras una charla me dio unas sesiones de acupuntura y consiguió rebajarme un montón la ansiedad; tanto fue así que esa misma noche salí a cenar y a tomar unos vinos con mis amigos (sí, muchos de ellos fumadores) y aunque el mono venía de vez en cuando, fui capaz de resistir con entereza.
Al tumbarme en la cama pensé - Si anoche fuiste capaz de dormir sin un cigarro, hoy lo puedes hacer también- . Y así fue.

viernes, 21 de febrero de 2014

Se acabó. No me mato más



Hola a todos,
Hoy mismo hace 15 días que dejé de fumar,  he ido escribiendo mis experiencias y sensaciones en un diario ( sí, parece increíble, todavía tengo un diario que escribo con amor y bolígrafo en plena era digital..…) .
Estos días he ido consultando las vivencias de la gente en este largo y duro proceso, y como me ha ayudado mucho leer y tener esa sensación de compartir con los demás en “búsquedas de google”  me he lanzado a  participar  con lo que ya está escrito y lo que todavía me queda por “sufrir” en la red.

Hay algo que tenemos que tener claro, y es que lo más importante es seguir pensando que quieres dejar de fumar, que eres fuerte y capaz de vencerlo y sentirnos orgullosos cada vez que respondemos NO.  Y eso mismo es lo que hay que pensar constantemente:

NO quiero ser drogadicta,
NO quiero suicidarme,
NO quiero hacerme daño,
NO quiero depender de nada ni de nadie,
NO quiero enriquecer más al estado,
NO quiero ahogarme,
Y mil motivos más para decir que no a la nicotina.

Y cada vez que tengamos ganas, tenemos que recordar el porqué quisimos dejarlo.
El tabaquismo es una enfermedad que se puede curar con fuerza de voluntad, ojalá todas las enfermedades del mundo se pudiesen curar así... 
¡ A luchar contra el mono!